jueves, 23 de marzo de 2017
De
hecho, frente a la relación, armónica de la oposición naturaleza/cultura
existente en muchas sociedades indígenas encontradas por los europeos en el
Nuevo Mundo, el Occidente impone una oposición dramáticamente vivida, donde la
naturaleza no es un Otro con el cual relacionarse, sino una "cosa"
para ser conquistada y utilizada.
Y no
es ciertamente una mera coincidencia que en la iconografía europea, se termina
representando el continente americano como un hermosa mujer (cfr. figura 11).
De hecho, por lo menos dentro la cultura europea, aunque con sus
diferenciaciones, la oposición naturaleza/cultura es homogénea con aquella de
mujer/hombre, donde “mujer" y "naturaleza" son términos
directamente correlacionados. Así, nos encontramos con muchas representaciones
alegóricas, desde la época de Felipe II, donde a los pies del rey una mujer
ofrece frutas y flores, símbolo de la
abundancia y, por ende, de su identificación con la naturaleza.
Es
el caso, por ejemplo de un dibujo del pintor Blas de Prado que muestra a Felipe
III con la alegoría de las cuatro partes de mundo, mientras la mujer/ América,
identificable, por las saetas que lleva en sus hombros, ofrece los frutos de la
abundancia americana (cfr. García Saez, 1990, 424).
América
como una mujer/naturaleza que se ofrece al hombre europeo. No se trata de una
metáfora moderna, útil aquí para aclarar un proceso histórico cultural; al
contrario, fue una imagen conscientemente utilizada para justificar la
conquista y el saqueo de las riquezas americanas, un código para la percepción
y construcción del Otro.
Emanuele Amodio (2001) Formas de la
alteridad. Construcción y difusión de la imagen del indio americano en Europa
durante el primer siglo de la conquista de América.
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