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A mediodía, la banda de langostas volaba ya a sus anchas sobre el pueblo y formaban una nube gruesa y densa. El cielo se había vuelto amarillo y el sol había desaparecido. El ruido que se oía lo causaba el frotamiento de las alas de las langostas, y, al escucharlo, uno podía imaginarse la batalla que iban a librar esas bestias y daba miedo.
Mo Yan. El clan de los herbívoros (Shicao jiazu).
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