martes, 22 de enero de 2019
Los no-humanos y los conflictos socioambientales: el caso del Arco Minero del Orinoco
Los no-humanos y los conflictos socioambientales:
el caso del Arco Minero del Orinoco
Elsa Gabriela Rodríguez Pérez
Los botánicos Wandersee y Shussleer (1999) denominan plant
blindness (ceguera vegetal) a la incapacidad de muchos seres humanos de
percibir la vegetación o plantas que los rodean (ver Figura 1),
interesantemente en lo concerniente a los conflictos socioambientales
existe un fenómeno similar, como veremos más adelante.
Figura 1. ¿Qué ves en
la imagen? Un elefante, pues también hay un bello árbol (un Baobab), no
observarlo es ceguera vegetal.
Los conflictos socioambientales, sobre todo en el ámbito académico
latinoamericano, se analizan desde una corriente particular de la heterodoxa
disciplina de la Ecología Política, en la que se da especial énfasis a tópicos
como: el extractivismo, las relaciones de poder y los diferentes lenguajes de
valoración que pueden existir entre quienes se enfrentan por el uso y
apropiación de determinados territorios. Sin embargo, pese a los valiosos
aportes de este enfoque particular, en el mismo las entidades no-humanas juegan
un rol muy menor, siendo en realidad invisibles. Ahora bien, es justo mencionar
que esta nos es más que una, de una multiplicidad de aproximaciones existentes
a la Ecología Política. Por ejemplo, la Ecología Política Posconstructivista
(Escobar, 2010 o de Tercer Tipo según Gudynas, 2014) incorpora explícitamente
en el análisis de los conflictos socioambientales a entidades no-humanas como:
objetos, animales, tecnologías (por solo mencionar algunas).
En esta aproximación, la incorporación de los no-humanos no es
meramente enunciativa, sino que efectivamente se les otorga estatus de actores
a toda clase de entidades no-humanas. La incorporación de los no-humanos en el
análisis, responde a un profundo debate de orden ontológico-epistemológico, que
cuestiona cierta visión predominante según la cual la sociedad (humanos)
siempre se encuentra en una posición jerarquía superior con respecto a la
naturaleza (no-humanos).
En este contexto, es particularmente relevante una perspectiva teórica
cuyo ámbito de aplicación abarca diferentes disciplinas (sociología,
antropología, psicología social y por supuesto, Ecología Política
Postconstructivista). Nos referimos al enfoque teórico y metodológico
denominado Teoría del Actor-Red, que tiene como principal exponente al
sociólogo francés Bruno Latour.
La Teoría del Actor-Red es útil para el estudio de conflictos
ambientales, porque nos brinda un marco de referencia que permite incorporar y
darle visibilidad a la diversidad de elementos que están involucrados en un
conflicto o controversia. Desde las perspectivas convencionales, los actores
siempre son humanos. En cambio, con la Teoría del Actor-Red podemos incorporar
a entidades heterogéneas y otorgarle capacidad de agencia. En tal sentido, una
ley, un animal, un mineral, un bosque o una tecnología también pueden ser
actores. La idea es no circunscribir la capacidad agencia a los seres humanos,
sino expandirla a todas las entidades que pueden intervenir en la formación de
un conflicto o cualquier fenómeno susceptible de estudio (mostramos un ejemplo
más adelante). Latour (2008) sostiene como premisa que continuamente
establecemos asociaciones con otros entes y estos no tienen que ser
necesariamente seres humanos.
Ahora bien, cómo se aplica este planteamiento en el análisis de
conflictos socioambientales. En primer lugar, hay que destacar que la Teoría
del Actor-Red no solo es una propuesta teórica, sino también metodológica y
esta es de gran utilidad para analizar este tipo de contienda, como veremos a
continuación utilizando como ejemplo al Arco Minero del Orinoco.
El Arco Minero del Orinoco
El Arco Minero del Orinoco es un área que según decreto oficial
comprende 111.843,70 km2 y que es considerada por el
Estado venezolano como una “Zona de Desarrollo Estratégico Nacional” porque en
ella se encuentran minerales tales como oro, coltán, cobre e incluso piedras
preciosas como el diamante. Con la promulgación del decreto se dio inicio (de
forma pública escala nacional) a una controversia compleja que todavía
persiste.
Muchos sectores de la sociedad venezolana, e incluso de la comunidad
internacional, se han pronunciado en contra del Arco Minero del Orinoco, porque
este implica la realización de la minería a gran escala en áreas donde están
ubicadas comunidades indígenas, importantes cuencas hidrológicas, parques
naturales y reservas de biodiversidad.
En la contienda compleja que supone el Arco Minero del Orinoco,
participan toda clases de actores y con ello no sólo nos referimos a las
organizaciones sociales ambientalistas, periodistas, académicos, políticos,
militares, comunidades indígenas y mineros que participan en este conflicto.
También nos referimos a esos otros entes que no son humanos, pero cuyas
mediaciones materiales (incluso simbólicas) los hace parte primordial de esta
controversia. Una de estas entidades no-humanas, que se puede considerar actor
clave dentro de la controversia por el Arco Minero del Orinoco es el oro
(ver Figura 2)
Figura 2. Red de
actores (simplificada) involucrados en el conflicto por el Arco Minero. Se
aprecia claramente que todos interactúan directamente con el oro y que este a
su vez los vincula a todos
En este sentido, si entendemos la agencia como la capacidad de incidir
en el otro, es indudable que este mineral ha movilizado a diversos actores. En
el caso del Arco Minero del Orinoco, el oro pasa de ser un simple mineral a
convertirse en una entidad no-humana que impulsa a otros actores actuar. En el
caso del Gobierno venezolano, el oro motiva la generación de decretos, leyes y
acuerdos internacionales (entre otros). El oro no sólo es catalogado como
“estratégico” por el Gobierno, sino que las asociaciones que se producen con
este mineral a su vez generan una red de poder, con componentes nacionales e
internacionales (ver Figura 2).
El oro tiene capacidad de agencia y la misma se produce por las
distintas asociaciones que se producen entre este con otros actores. La mediación
material del oro se expresa porque esta entidad no-humana permite que otros
elementos del conflicto se conecten. En la Figura 2 se puede observar como el
oro se relaciona con el Gobierno, con países como China, Turquía y Rusia así
como con los mineros, indígenas, militares e incluso grupos guerrilleros
colombianos como el Ejercito Liberación Nacional (ELN). También se observa que
el mismo constituye un nodo fundamental, que conecta actores locales como los
mineros, con actores internacionales (países como Rusia y China). El oro se
asocia, conecta, otorga poder, genera conflictos. En efecto la asociación con
el oro modifica a los actores que con él se conectan: es diferente un ser
humano entendido en abstracto, que uno vinculado al oro. Es diferente una comunidad
indígena en un territorio no definido, que esta comunidad en un territorio en
el cual se extrae oro. Es diferente el papel geopolítico de Venezuela, con o
sin su vinculación con el oro. De esta manera, una entidad no-humana,
modifica la connotación y el significado de los actores que a él se conectan.
Al reconocerlo como un actor con capacidad de agencia, podemos trazar sus
huellas dentro de la controversia por el Arco Minero y percatarnos de las
transformaciones que provoca en los otros actores. También es importante
reconocer, que análisis similares son posibles y necesarios para otros
no-humanos, como por ejemplo: el mercurio, el bosque o el agua.
Entonces, podemos decir que una de la ventajas que supone la Teoría
del Actor-Red es que hacer visible toda clase de actores. Permitiéndonos
evaluar las asociaciones entre ellos y determinar, analizando de la red en la
cual están inmersos, los elementos claves en el surgimiento y desarrollo de una
controversia. De esta manera permite enfocarnos más en el cómo, que en el qué.
Finalmente, esta teoría nos introduce a un debate complejo en el cual
no sólo se intenta romper con las categorías binarias Sociedad/Naturaleza, sino
que además suma otros elementos que desde una perspectiva convencional se
dejarían a un lado, como por ejemplo, la capacidad de agencia de los objetos y
el papel de sus mediaciones materiales en la interacción. Todo ello supone una
oportunidad para darle otra mirada a los conflictos socioambientales, en los
cuales siempre la naturaleza y sociedad van de la mano, donde (como se ha
mostrado) los no-humanos también son protagonistas.
Aclaratoria
En sentido estricto, el término empleado por Latour para los
no-humanos es actantes, aquí por razones de claridad y simplicidad hemos
utilizado actores para referimos a ellos.
Imágenes
La imagen mostrada en la Figura 1, es de dominio público:
La red mostrada en la Figura 2, es de elaboración propia.
Referencias
Escobar, A. (2010). Ecologías políticas postconstructivistas.
Recuperado de http://www.unc.edu/~aescobar/text/esp/escobar.2010.EcologiasPoliticasPostconstructivistas.pdf
Gudynas, E. (2014). Ecología Políticas. Ideas preliminares sobre
concepciones, tendencias, renovaciones y opciones Latinoamericanas. Uruguay:
CLAES.
Latour, B. (2008). Reensamblar lo social: una introducción a la teoría
del actor-red. Buenos Aires: Manantial.
Wandersee, J. H. Schussler, E. E. (1999). Plant blindness. The
American Biology Teacher Vol. 61, No. 2 pp. 82:86.
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