-“Mira, mano, habla Jesús María Alvarado. Espero que tu cinta dure un rato porque te voy a contar una historia que me pasó. Una historia bien pendeja, bien loca. Estaba yo en Juárez en una cantina, y como todas las mesas estaban ocupadas, me quedé parado tomándome una cerveza frente a la pinche tele. Había un ruido cabrón y no oía nada, pero ahí estaba el Bin Laden con cara de palo en uno de esos comunicados que manda a través de la tele; a mí ese güey me caga y no estaba haciendo mucho caso, pero entonces, atrás de mí, unos cuates gritaban, algo así como: “¡El Juancho, el Pinche Juancho!” Volteé la cabeza para ver qué pedo con el pinchejuancho. Y vi a dos cabrones musculosos y medio pedos que seguían con la letanía: ¡El Juancho, el pinche Juancho!, mientras señalaban a la tele. Giré la cabeza para checar que no estaba en el error, como uno acostumbra, y seguía el Bin Laden muy mono con una metra en la mano y el turbantón y la cara de menso. Giré de nuevo para ver a los promotores del Juancho y me les encaré. ¿Qué pedo con el Juancho?, les digo, y ahí, medio tartajas por el chupe, me dicen que ese es su cuate el Juancho, ese mero, que mira nomás de qué se disfrazó el muy puto. Y medio que averiguo que Juancho era un amigo de éstos, taquero allí en Juárez, que se cansó de la mala vida y hacía unos tres años se fue de mojado para poner una carnicería en Burbank, California. Y yo no salía del sacón de onda y volteé a la tele y sí, allí estaba el pinche Bin Laden, y cuando giré la cabeza para preguntarle al par de beodos si sabían más sobre Juancho y si seguro que era él y qué a qué horas Juancho se había dejado barbita de chivo, los dos pinchurrientos briagos se habían hecho ojo de hormiga. Y por más que los busqué dentro de la cantina y hasta la salida, ya no los pude hallar. Y me dije: qué pinche casualidad, el alter ego de Bin Laden es un taquero de Juárez. Pero luego se me juntan los cables y me digo: Alvarado, ¿qué sabes de Burbank? Y resulta que algo sé, porque Burbank es la capital del cine porno de Estados Unidos, un pueblucho cerca de Los Ángeles, moteles y empresas triple x, coge y coge, filma y filma, viva el capitalismo salvaje. Y junto todo y me digo: ‘¿A poco estos culeros de Bush y sus amigos están haciendo los comunicados de Bin Laden, los mensajes del demonio, en un estudio porno en Burbank, California, que hasta desierto tienen por allí? ¿A poco todo es un montaje, una fábrica de sueños de mierda, con un ex taquero mexicano llamado Juancho de personaje central? Yo, de verdad, no me lo tragaba’, me decía: ‘¿cómo vas creer?’ Pero, ¿a poco no es bonita la historia?”
Tomado de Muertos incómodos, novela escrita por Paco Ignacio Taibo y el Subcomandante Marcos.
1 comentario:
Lo sospeche desde un principio...
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