En el libro se señala que la alimentación de las naciones occidentales industrializadas dependen en gran medida en solo los cuatro cultivos industriales (trigo, arroz, maíz y soja), situación que produce una dieta en extremo desequilibrada. Por su parte, los pueblos indígenas suelen sustentar sus dietas en una rica diversidad de especies. Por ejemplo, los miembros del pueblo Karen en Tailandia pueden elegir entre 387 especies alimenticias. Por su parte, las tribus Masai de Kenia pueden elegir entre 35 diferentes especies de hierbas, vegetales de hojas y frutos silvestres. Inclusive los Inuit del frío norte de Canadá, sustentan sus dietas en 79 alimentos diferentes.
La dietas tradicionales suelen contener adecuados niveles nutricionales. Sin embargo, la introducción de alimentos procesados está causando problemas de salud en comunidades anteriormente sanas. El abandono de las dietas tradicionales a menudo esta acompañado por un aumento en los índices de obesidad, diabetes e hipertensión.
En la medida en que globalización estandariza los modos de vida, los alimentos y dietas indígenas desaparecen rápidamente. En los 12 grupos indígenas estudiados en el libro, el porcentaje de energía procedente de alimentos tradicionales osciló entre el 93 % y el 27%. El trabajo también muestra como los pueblos que sustentan en mayor porcentaje, sus dietas en alimentos tradicionales son mas sanos y desconocen la obesidad.
La conclusión es muy clara: cambiar los recursos alimentarios tradicionales por alimentos industriales viene generalmente acompañado de un aumento de desórdenes alimentarios. Por tanto, es importante conservar los alimentos tradicionales.
Otro importante hallazgo de este trabajo, es que cerca de tres cuartas partes de la diversidad genética agrícola se ha perdido durante el último siglo. Las amenazas de las cuales es objeto la agrobiodiversidad fue objeto de otro post en este blog, si deseas leerlo, solo tiene que hacer Click Aquí.
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