sábado, 18 de junio de 2011

Hambre


Es realmente indignante el pensar que actualmente en el mundo cerca de mil millones de personas padecen de hambre. Es un número tan elevado que difícilmente podemos comprender la magnitud del problema, esta cifra es equivalente a 35 veces la población de Venezuela.

La única justificación ética para una situación de esta naturaleza, es que no existan actualmente suficientes alimentos para toda la población del planeta. Sin embargo, la realidad esta muy lejos de ser así, en efecto a nivel global existe un importante superávit de alimentos.




Entonces, ¿por que razón tantas personas padecen de hambre? La explicación es muy simple: la lógica que rige el sistema mundial de distribución de alimentos determina que estos se dirijan hacia donde hay dinero, no hacia donde hay hambre. De esta manera, encontramos que actualmente en nuestro planeta hay familias que tienen un consumo de alimentos por semana como el presentado en la siguiente foto.



Pero esto solo es posible gracias a que otras familias tienen un consumo como el presentado en la siguiente foto.




De hecho, si dibujamos un mapa del mundo con la superficie de cada país distorsionada por su nivel de consumo, obtenemos lo siguiente:




De esta manera vemos por ejemplo, un obeso Japón, gordo a expensas de una famélica África. La situación se torna mas indignante cuando nos damos cuenta que los lugares en donde se pasa mayor hambre, son precisamente aquellos en los cuales se producen alimentos.




Una pregunta que surge inmediatamente después de ver la anterior figura es: ¿cómo es posible que los que producen los alimentos sea los que pasan mas hambre? Esto se debe a las características que tiene el sistema que rige buena parte de la alimentación de nuestro planeta, el agronegocio. Esta racionalidad ha obligado a los agricultores a dedicarse a la siembra en monocultivo de rubros industriales. Esto ha significado el abandono de la producción multi-diversa que caracterizó históricamente a la agricultura, provocando que los agricultores renunciaran a su soberanía agroalimentaria, para beneficiar a las grandes industrias de procesamiento de alimentos.

Sin embargo hay otro aspecto del sistema mundial de producción de alimentos que es aun mas indignante, su profunda ineficiencia. Para hacernos una idea de esto veamos algunas figuras:









En promedio se pierden en la cadena de distribución el 40% de los alimentos, una cantidad mas que suficiente para solucionar el hambre en este planeta. En buena medida esta cantidad se pierde por la irracionalidad que involucran las distancias que se desplazan los alimentos antes de ser consumidos. Actualmente, un alimento puede ser producido en Sur América, luego ser procesado en Asia y finalmente ser consumido en Europa.

Observando las figuras anteriores, se podría llegar erróneamente a la conclusión que la forma mas eficiente de alimentarnos es mediante carnes y productos lácteos, ya que estos son los que menos pérdidas tienen durante la cadena. Sin embargo, en realidad estas son las formas menos eficientes energéticamente de alimentarse.




La eficiencia energética de un proceso, es la relación que existe entre la energía invertida en el proceso, en comparación con la energía obtenida en este. De esta forma nos damos cuenta que en términos generales, la agricultura industrial es profundamente ineficiente en términos energéticos. Esto es inclusive cierto para el caso de los cereales, que son los que presentan mayor eficiencia en la tabla anterior. Una eficiencia del 100% significa que en el proceso se produce el doble de la energía invertida, esto podría parecer eficiente, pero cuando lo comparamos con otras formas de hacer agricultura nos damos cuenta que no es así.



Esta tabla nos indica que aquellas formas de hacer agricultura que nos han hecho creer que son mas ineficientes, en realidad no lo son. Esas mentiras son el fundamento de la lógica que ha permitido que la comida se transforme en mercancía y que los agricultores se conviertan en hambrientos. De esta manera se hace aun mas evidente algo que todos sabemos desde hace mucho tiempo: La única manera de acabar con la indignación que nos produce el hambre en el mundo, es transformando como se producen y distribuyen los alimentos. Debemos regresar a la agricultura campesina y a los mercados locales de alimentos.

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