En la estructura de este indicador se considera tanto los recursos necesarios como los residuos generados para el mantenimiento del modelo de producción y consumo propio de la situación evaluada.
"El área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistema acuático) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población definida con un nivel de vida específico indefinidamente, donde sea que se encuentre esta área"
Este índice permite evaluar el impacto de un determinado modo vida. La huella ecológica de un área particular puede ser comparada con la biocapacidad de esa misma área y de esta manera establecer si un modo de vida en particular es sustentable. La biocapacidad, es la capacidad de un área específica de generar un abastecimiento regular de recursos renovables y de absorber los desechos resultantes de su consumo.
La principal virtud de la huella ecológica es que permite hacer comparaciones. Este índice ha sido empleado como marco conceptual para comparar sociedades completamente dispares y evaluar su impacto sobre el medio ambiente planetario.
En el cálculo de la huella ecológica se tiene en cuenta que para producir cualquier producto se necesita materiales y energía, que en última instancia son producidos por sistemas ecológicos. Además, se plantea que los sistemas ecológicos son indispensables para reabsorber los residuos generados durante el proceso de producción-consumo.
En concreto, en el cálculo de la huella ecológica se considera:
*La cantidad de hectáreas utilizadas para urbanizar, generar infraestructuras y centros de trabajo.
*Las hectáreas necesarias para proporcionar alimento de origen vegetal.
*La superficie necesaria para pastos que alimenten al ganado.
*La superficie marina necesaria para producir el pescado.
*Las hectáreas de bosque necesarias para capturar el CO2 que provoca nuestro consumo energético.
• No toma en cuenta los impactos de la contaminación del suelo, la contaminación del agua y la erosión.
• Asume que las prácticas convencionales agrícolas, ganaderas y forestales son sostenibles.
Es interesante resaltar que la huella ecología de la humanidad ya ha sobrepasado la biocapacidad del planeta. La humanidad excedió su biocapacidad por primera vez en los años 80 y desde ese momento lejos de disminuir, nuestra huella está a aumentado, como se puede apreciar en la siguiente figura:
Lo cual significa la siguiente cantidad de hectáreas por ecosistema:
En Internet abundan páginas en las cuales se puede calcular la huella ecológica de una persona. Estas son herramientas útiles, puesto que demuestran lo sobre dimensionado que se encuentran nuestros estilos de vida y además permiten orientar a las personas sobre como disminuir su huella ecológica. Un interesante portal en el cual se puede realizar el cálculo de la huella ecológica personal se encuentra aquí.
Wackernage L. M. y Rees, W. 1996. Our Ecological Footprint: Reducing Human Impact on the Earth. New Society Publishers.
Informe Planeta Vivo. 2008. http://assets.wwf.es/downloads/informe_planeta_vivo_2008.pdf
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