Diego Griffon B.
Recientemente Jonh Vandermeer e Ivette Perfecto (2007) publicaron un interesante artículo alertando sobre la importancia que tienen las zonas intervenidas en la conservación de especies. El punto central que los autores querían exponer es que, si bien la conservación de las especies presentes en zonas protegidas (e.g., parques nacionales) es importante, estas zonas en total representan un muy pequeño porcentaje de los ecosistemas del planeta. En la opinión de los autores, los retos mas importantes que enfrenta la conservación se encuentra en el manejo de las áreas intervenidas. Áreas que según estos autores han sido subestimadas en los programas de conservación.
Los autores plantean que los agroecosistemas son áreas de particular interés, dado que los mismos siempre están presentes en los paisajes tipo mosaico de los ambientes fragmentados. El manejo agroecológico del agroecosistema puede favorecer que se establezcan dinámicas tipo metapoblaciones entre los parches de vegetación original.
Vandermeer y Perfecto hacen énfasis en el papel que la agroecología puede tener en la conservación de especies silvestres. Es del conocimiento público el alarmante estado de peligro en el cual se encuentra muchas de estas especies y son muy frecuentes las noticias relacionadas a este tema que aparecen en los medios masivos de comunicación. Sin embargo, es muy raro escuchar que se informe sobre el estado de las especies domesticadas. Mas aún, un reciente estudio (Schmidt y Wei, 2006) muestra que el público general no conoce sobre los problemas de extinción de especies domesticadas. Sin embargo, el peligro de extinción de estas especies es considerablemente mayor en términos porcentuales al de las silvestres. Estas especies representan un patrimonio cultural de la humanidad y son un importante aspecto a tomar en cuenta en el debate sobre soberanía agroalimentaria.
En este post hablaremos sobre la preservación de las razas y variedades criollas. Estos términos hacen referencia a animales domésticos o plantas adaptadas al entorno natural y cultural en que el cual se originaron, y se caracterizan por presentar una gran rusticidad. Las razas y variedades criollas son el resultado del proceso de co-evolución de las culturas humanas y sus respectivos entornos (ver siguiente Figura).
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Estos organismos son indicadores de la diversidad cultural, por lo tanto son tan importantes de preservar como las lenguas y tradiciones ancestrales.
Los pequeños agricultores son los guardianes y los principales usuarios de esta biodiversidad agrícola. La diversidad genética contenida en las variedades tradicionales, los cultivares modernos, y las especies silvestres afines a las plantas cultivadas constituyen la base para la producción de alimentos y actúan, a su vez, como amortiguadores para la adaptación y la resistencia ante el cambio climático. Su importancia ha sido reconocida por organismos como la FAO. Organización que ha elaborado mapas sobre los riegos de extinción de la agrobiodiversidad en el mundo (ver siguiente Figura).
Algo que resulta muy claro en este mapa, es que las áreas que corren más altos riesgos, se ubican en su mayoría en países pobres (ver siguiente Figura), en donde la seguridad y soberanía agroalimentaria son temas de vital importancia.
La mayor amenaza para la agrobiodiversidad criolla, es la exportación de razas y variedades desde los países ricos, esto a menudo conduce al cruce de razas o incluso a la sustitución de las variedades locales. En los países pobres, se consideran más productivas las razas del mundo industrializado. Sin embargo, no se toma en cuenta que estos organismos sólo son adecuados para las condiciones de sus países de origen, y por lo general sobreviven con dificultad en el difícil ambiente de los países pobres. Un claro ejemplo de esta problemática lo encontramos con la raza vacuna Hosltein originaria de Holanda.
El proceso de selección de esta raza se origino por tribus Batavias y Frisias asentadas a las orillas del Rin hace aproximadamente 2000 años, por lo cual esta profundamente adaptada a las condiciones agroecológicas del norte europeo. Esta raza, en condiciones adecuadas, se caracteriza por una gran producción lechera, por lo que es reconocida como la raza más productiva del mundo. Actualmente es la raza más común en todo el mundo en granjas para la producción de leche vacuna. En específico esta raza se encuentra en el 90% de las granjas de los países industrializados y son pocos los países en los cuales no se encuentra (ver próxima figura), sin importar que este ganado tenga un limitado rango de adaptación ecológica.
La uniformización de las razas y variedades a nivel mundial es una herencia de la revolución verde. Esta uniformización representa la causa fundamental de la erosión genética, es decir del proceso de pérdida de variedades y razas de las especies domesticadas de plantas y animales. En el caso de los animales domesticados, todavía existe una abundante agrobiodiversidad, como lo demuestra las gráficas referentes al porcentaje de razas locales y transfronterizas en el total mundial (ver siguiente Figura).
Las razas locales se definen como aquellas que están presentes en un único país, mientras que las razas transfronterizas están presentes en más de un país. Este último grupo se divide en razas transfronterizas internacionales (presentes en más de una región del mundo) y razas transfronterizas regionales (presentes en una sola región).
Si bien en el caso de los animales domésticos, todavía existe una abundante biodiversidad, esto no quiere decir que la misma no corra riesgo. De hecho, recientemente se ha publicado la World Watch List for Domestic Animal Diversity (Lista mundial de alerta para la diversidad de los animales domésticos). Este trabajo producto de diez años de recopilación de datos en 170 países, abarca 6.500 razas de mamíferos y aves domésticos: ganado vacuno, cabras, ovejas, búfalos, yaks, cerdos, caballos, conejos, pollos, pavos, gansos, pichones y aún avestruces. Como resultados de esta investigación se ha establecido que actualmente una tercera parte de los mismos corre peligro de extinción.
El Banco Mundial de Datos de Recursos Genéticos de Animales de Granja de la FAO, contiene información de 6.379 variedades de 30 razas de mamíferos y aves. La base de datos contiene información sobre la dimensión de la población de 4.183 razas. Ya están registradas como extintas 740 razas, y otras 1.335 (32%), están clasificadas como en elevado riesgo de pérdida o amenaza de extinción. Desde 1995, el número de razas de mamíferos en peligro de extinción ha aumentado de 23 a 35 por ciento y se estima que en los últimos 100 años ya se han perdido mil razas. Las estimaciones hechas por la FAO consideran que cada semana se pierden 2 variedades de animales domesticados. El estatus de los animales de granja a nivel mundial puede apreciarse en el siguiente mapa.
En la siguiente tabla se presenta un resumen a nivel regional del estatus de los animales domésticos según el informe de la FAO.
La situación se hace aun más alarmante cuando se considera la situación de los cultivos criollos. Durante milenios los seres humanos hemos contado con más de 10.000 especies de plantas diferentes para nuestra alimentación. Sin embargo, hoy en día poseemos apenas 150 especies en cultivo.
De ellas, sólo 12 especies cubren el 80 por ciento de todas nuestras necesidades de alimentos, y sólo cuatro de estas (arroz, trigo, maíz y papas) satisfacen más de la mitad de nuestras necesidades energéticas. ¿Qué ha sucedido con las otras 9 850? La respuesta es alarmante: si aún no se han extinguido, se hallan en peligro. La FAO estima que el 75% de las variedades cultivadas se extinguió durante el último siglo, esa enorme riqueza perdida representaba el producto de 10.000 años de civilización agrícola y es lamentablemente irrecuperable.
Un importante factor que a aumentado el riesgo de extinción de la variedades criollas, es la desmedida expansión del cultivo de organismos genéticamente modificados (ver siguiente Figura).
Una estimación desactualizada sobre la superficie cultivada con estos cultivos puede darnos una idea de la magnitud del problema (ver siguiente Figura). Es particularmente alarmante el hecho que 5 compañías, colectivamente controlan el 75 % de las patentes y el 100% de los productos agro biotecnológicos. En particular, Monsanto en el año 2002 vendió el 91% de toda la semilla transgénica en el mercado mundial. Cuatro cultivos industriales (frijol de soya [63%], maíz [19%], algodón [13%] y canola [5%]) representaron el 100% del área plantada con cultivos transgénicos comerciales en el 2001. Lo cual representa con mucho la mayor causa de erosión genética actualmente en el mundo.
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La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advierte que los recursos genéticos del planeta para la alimentación y la agricultura continúan deteriorándose en todos los sectores. El aumento de la agricultura intensiva y la estandarización de los productos agrícolas están desplazando y poniendo en peligro los cultivos genéticamente diversos y la biodiversidad del ganado doméstico. La importancia de la diversidad biológica para la soberanía alimentaria se reafirmó en el compromiso tercero de la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial, asumido en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación que se celebró en Roma en 1996.
Esta grave situación ha sonado las alarmas y ha estimulado la implementación de programas dedicados a la conservación de la agrobiodiversidad, sin embargo la distribución de los esfuerzos en el mundo dista mucho de ser equitativa, como la siguiente Figura lo demuestra.
El último esfuerzo en este sentido es la creación de la Bóveda Global de Semillas de Svalbard (ver siguiente Video), la cual representa el banco de germoplasma más grande del mundo. Un banco de germoplasma es una colección de material vegetal vivo, en forma de plantas, semillas y esporas. Sus objetivos generales son: (i) Localizar, recolectar y conservar plantas consideradas de interés prioritario para nuestra supervivencia. (ii) Trabajar para el conocimiento científico orientado a la optimización de la conservación y uso de los recursos fitogenéticos.
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Sin embargo, a pesar de que no dudamos de los buenas intenciones de estas iniciativas, si consideramos que ese acercamiento a la conservación de la agrobiodiversidad es infructífero, como lo demuestra el estado actual de la problematica en esta materia. Dado que los campesinos han sido durante milenios los responsables de conservar esta biodiversidad, solo una estrategia que se centre en preservar el modo de vida campesino, puede ser realmente efectiva en la conservación de la agrobiodiversidad.
Bibliografía
Vandermeer, J. y Perfecto, I.. 2007. The Agricultural Matrix and a Future Paradigm for Conservation. Cons. Bio. 21:274-277.
Schmidt, M. R. y Wei, W. 2006. Loss of Agro-Biodiversity, Uncertainty, and Perceived Control: A Comparative Risk Perception Study in Austria and China. Risk Analysis, Vol. 26, No. 2, pp. 455-470,
http://www.fao.org/NOTICIAS/2000/001201-s.htm
ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/010/i0112s/i0112s.pdf
http://www.fao.org/newsroom/en/news/2007/1000690/index.html