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“Cuentan de una fiera
de Peonia que se llama Bonaso, con crin de caballo y en lo demás parecida al
toro, con los cuernos tan enroscados que no son aptos para el combate. A causa
de ello, busca refugio en la huida y deja en ella un excremento, en una extensión
de hasta tres yugadas a veces, cuyo contacto abrasa a sus perseguidores como
una especie de fuego.”
Plinio
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